Un placer iniciarla con los antiguos y nuevos profesores presentes, que han aportado todo tipo de momentos a la experiencia de fundir metal a 1200º C.
Un curso que aún con sus altibajos ninguno de los asistentes cambiaríamos, estoy segura. Incluida cierta alumna cuya pieza parecía no querer salir. Esperamos que el año que viene la persona a la que le toque dicha responsabilidad sea capaz de aprender y enseñarnos lo que es la paciencia y la fortaleza tan bien como lo ha hecho ella.
Termino dirigiéndome a las personas ajenas a este curso, si te lo estás pensando como yo lo hice, y has recurrido a este blog en busca de ayuda; no te lo pierdas, yo pienso repetir.
Gracias a los profesores y a mis compañeros.
Hasta el año que viene.