viernes, 9 de diciembre de 2011

DIBUJO DEL NATURAL

Son las nueve de la mañana, el sonido de la llave antigua abre el Museo. Todos, con coreografía bien aprendida, mueven tarimas, sillas, caballetes y macetas. La música suave comienza a deleitar mientras la modelo se prepara. Las miradas de alumnos y profesores se fijan en la muchacha, a veces en los propios alumnos, y los trazos surgen… cubriendo el papel.

Marta Campos en una sesión en el Museo Alonso Lozano Sidro.

El origen del curso de Dibujo y Escultura en bronce fue el dibujo del natural porque para Venancio Blanco, la importancia del dibujo es determinante, se diría que imprescindible para una correcta formación como un escultor o artista. Por ello, dos horas diarias, las primeras del día, se dedican al dibujo del natural. No son clases al uso… tanto alumnos como profesores tienen libertad expresiva y creativa. No existe la rijidez del sistema académico docente, tan solo la ilusión por ir trabajando y evolucionando en un estilo personal, con total libertad.
Los alumnos con menos experiencia aprenden de los que ya poseen un discurso más sólido y versátil, también de la observación sobre la práctica de los profesores como si fueran un alumno más, aunque a veces aportan sugerencias alentando la superación diaria.


Panorámicas de una sesión de dibujo.

En el Museo, transformado en espacio para el dibujo no se escucha un susurro, se percibe la concentración absoluta de todos, no existe saturación y cada uno encuentra su lugar, pudiendo cambiar de situación en cada pose, dibujar desde el suelo o desde el ventanal interior de la planta alta. La luz cenital del sur es un verdadero deleite sobre el modelo y, al fondo, la mirada se fuga sin querer hacia el apacible patio de magnolios, donde se intercambiarán opiniones en el breve descanso.

Bea Gallego dibujando.

Entre carbón, grafito, tinta o acuarela la clase se ha pasado en un suspiro, sumando dibujos, madurando lentamente y de pronto ya hemos finalizado la sesión... tenemos que correr hacia el taller, pues se encuentra en otro edificio.

Además, sabemos que si es posible, al menos un día se dedicará al dibujo de caballos, visitando la Yeguada Azores y otro a la música, en el conservatorio para un pequeño concierto a puerta cerrada, cuyo orígen no es otro que la amistad desde la infancia del Maestro con el pianista Carlos Forcada, serán los modelos y los protagonistas otros muy diferentes a los que acostumbramos, musica y naturaleza vistas respectivamente, a traves de sus intérpretes y de ese magnífico animal que ya casi hemos olvidado en el arte contemporáneo, el caballo, que nos deleitan, nos sorprenden y nos motivan.


Imagen de los alumnos en las sesiones en la Yeguada Azores.

El dibujo en Priego: un placer… un lujo...una necesidad y una excusa para volver y reencontrarse.

Dibujo realizado por Ándres Jesús Naranjo durante las sesiones en el conservatorio.